¡Hola, lo primero quiero agradecer tu interés por leer la propuesta de un proyecto que nace del encuentro con la niñez y la búsqueda y creación de espacios saludables que acompañen el desarrollo integral de las personitas!
Me gustaría compartir contigo cómo se ha gestado este proyecto desde el principio…
La maternidad, desde su inicio, provocó en mi un choque entre las necesidades que percibía en mi criatura y la respuesta que me nacía dar a esas necesidades (por instinto y por principios éticos), frente a lo que, en general, mi entorno familiar, de amigos, profesionales sanitarios, cultura y sociedad proponían.
Ante este abismo, tomé conciencia de qué era criar, maternar. Escuché a mi hijo, a mi instinto, a otras madres, al conocimiento científico, a lo que se imparte en las universidades acerca de qué necesita un bebé humano para un desarrollo saludable. Consulté a psicólogas infantiles, psicopedagogas…me encontré con las teorías del apego, la importancia y como se construye el vínculo. De esta manera comencé en un grupo de crianza que fue la semilla para la creación posteriormente de un grupo de juego en la naturaleza entre familias.
Según iban creciendo las criaturas y con ellas mi conocimiento y entendimiento de sus necesidades y los espacios propuestos y reservados para la infancia, así como el trato de las criaturas en general, los entendí como carentes en los siguientes aspectos:
la falta de respeto elevado a un maltrato infantil generalizado y normalizado, la falta de libertad y confianza en la naturaleza cooperativa y solidaria del ser humano, así como del potencial que tienen las criaturas de buscar dar respuesta a sus necesidades y elecciones tanto personales como de su propio y único desarrollo.
Otra gran carencia observada en la sociedad y en nuestra cultura, es la falta de comunidad, o pensamiento del bien común.
Esta vivencia motivada por la maternidad ha promovido en mi caso la necesidad de un trabajo personal centrado en la escucha y comunicación activa, empática y no-violenta, que contemplo durará toda la vida, y el presente proyecto de construcción de un espacio lo más saludable posible para las criaturas y todos los miembros de esta Comunidad de Aprendizaje bajo los siguientes principios:
Una educación basada en Pedagogías Activas, no directivas fundamentadas en el acompañamiento respetuoso a los diversos y únicos procesos de cada persona. Una educación integral y personalizada.
Partiendo de esa necesidad que entendemos en el ser humano como ser social y colaborativo, el planteamiento de ahondar en cómo construir una comunidad con unos objetivos y valores compartidos fundamentados en la amistad, la solidaridad, el apoyo mutuo, la crianza incondicional y respetuosa (en contraposición a las relaciones de poder y el adulto centrismo), auto y co-regulada.
Compartir y vivir en el planeta de una manera sostenible tomando como modelo la Permacultura y sus 3 éticas: Cuidar la naturaleza, a las personas, y repartir equitativamente.
Quiero compartir mi agradecimiento a mi madre Mari Carmen, y a mi padre Ángel, porque sin ellos no habría sido posible la creación de este espacio. También agradezco a mi compañero Felipe, la escucha, las aportaciones a todos los niveles, la confianza y apoyo para el nacimiento de este proyecto fruto también del camino con familias amigas.
Gracias a las familias que forman el grupo semilla por la confianza y determinación en germinar, ayudarnos mutuamente para ver la luz del sol y nutrirnos junt@s.
Por penúltimo, agradecer a Alba, nuestra querida y apreciada acompañante y facilitadora, como cada día mira, observa, escucha, siente, intercambia, idea, prepara, ofrece, integra, cuida y hace posible este espacio donde las criaturas pueden:
Sentirse libres, respetadas, autónomas, apoyadas y amadas de manera incondicional. Al tiempo que están en contacto con seres de todas las edades con los que se puedan vincular en un entorno rico y seguro tanto en el plano físico, como emocional.
Procurando:
Un lugar de tranquilidad y seguridad, sin estrés y alarmas, sin presiones, con límites de cuidados y protección, pero sin miedos, donde puede aflorar el ser humano sensible, empático, cooperativo y amoroso que hay en toda la humanidad.
De principio a fin y viceversa agradecimiento infinito a todas las y los peques que nos devuelvan el contacto con uno mismo y con la vida.
Querida buscadora y querido buscador, gracias por llegar hasta aquí.
Un abrazo,
Maica de Marco
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